sábado, 28 de enero de 2017

B. Traven: El útlimo explorador

¿Que dónde queda mi patria? En el lugar en el que esté y en el que nadie quiera saber quién soy, ni qué estoy haciendo, ni de dónde soy: ésa es mi patria, mi tierra". (El barco de la muerte).
B. Traven


Bienvenidos al blog. Si hace un tiempo presenté a un escritor perdido en la bruma del México Revolucionario, Ambrosio Bierce, de quien no conocemos el fin, hoy hablaremos de un personaje aún más misterioso: alguien de quien incluso se duda la identidad. Pudiera parecer imposible que en pleno siglo XX, no se pueda recuperar la identidad de un autor tan famoso en su obra. Sin embargo, basta remitirse a las fuentes disponibles, para darse cuenta de que no hay nada seguro, todo es voluble acerca de este personaje. Incluso su nombre.

Esa es la razón por la que en el título sólo aparece la letra B. en lugar de su nombre.

Y nuevamente, el origen de mi interés por Traven se debió a mi curiosidad. Un día llegando de la universidad, encontré en la mesa las fotocopias de un compañero, estudiante de arte. Las copias de las primeras páginas de un libro llamado "La rebelión de los colgados". Conforme leía y agotaba las copias, me fascinó leer lo que había ocurrido 80 años antes, en las mismas tierras donde yo ahora vivía. Antes había leído de manera general acerca de la situación de esclavitud de los indígenas enganchados, de aquellos peones amarrados en barracas, de la exportación de la madera preciosa de la selva lacandona, de ese mundo rural a donde la revolución nunca llegó. Pero nunca imaginé la magnitud de esa opresión, hasta que esos escritos llegaron a mí. Y esque esas páginas desgarradoras hablan de la vida miserable de los peones esclavizados a base de engaños, que sólo viven para cortar las maderas preciosas, caoba, cedro, etc. Hablan de los callos en sus manos y de los terribles castigos que les ponen los capataces si no cumplen la cuota: ser amarrados sin poder moverse, resistiendo los piquetes de los mosquitos. No deben ser amarrados demasiado lejos, hacia la oscuridad, ya que un peón amarrado lejos cree ver espíritus o apariciones, y moriría de susto. Es mejor que mueran trabajando, creen los patrones. Hasta ahí llegué con ese libro. Creo que eran las priemras 30 páginas. Y nunca terminé de leerlo. Pero sí investigué y terminé dando con los cuentos de Traven. Muy mexicanos. Y reflejan lo mismo en sus escritos: En su "canasta de cuentos mexicanos", es imposible no reconocer la picardía "chilanga", aquel campesino fiero y gandalla, pero ignorante y supersticioso a la vez: Todo el pueblo contra el gringo solitario. O aquel perrito con dignidad que sale del restaurante donde ha sido maltratado para nunca más volver. Historias que pudo haber vivido el escritor a base de andar hombro a hombro con la clase más baja y marginada de México. 


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